Al final, no excursión, viendo horario de checkout no había tiempo, pero he aprovechado para recorrido hasta la parte alta de la isla, desde donde se divisa toda la población principal, la que fue arrasada en 2004.
Con 30° y una humedad del 80% no sabéis lo que da de si ese paseo.
Después ducha Checkout, masaje de espalda y paseo por la costa con un trago frente al mar.
Desde la desolación de 2004, Phi Phi ha podido recuperarse gracias al intenso turismo y los emprendedores locales. Hoy debe ser uno de los lugares con mayor actividad de Tailandia, aunque la planificación urbana es muy caótica;-)
El tsunami de 2004 dejó la isla destruida
Faltan 4 horas para salida y muy poco que hacer, solo localizar algunos regalos, que aquí, básicamente, puede ser ropa…o ropa, eso si , negociando al menos un 40% de descuento.
Algunos, a falta de buen tiempo, ya se están poniendo a tono para la noche y comienzan con sus cubos de bebidas.
Cambio estilo de comida por algo más exótico una Papaya salad picantísima y pollo al curry, esto para el calor no va bien, os lo digo yo. Vuelve a llover, me quedo en un bareto oyendo música y con un frapelatte local.
Logré llegar al puerto sin mojarme mucho y ya registrado para parte inicial del viaje de salida, una lancha rápida que ya me avisan, saldrá con retraso…jaja
Y a más de 20 nudos de velocidad nos desplazamos hacia Phuket con sólo 15 minutos de retraso.
Llegamos de noche a Rabassa donde un busito nos espera para ir a aeropuerto.
Disfrutamos de una puesta de sol durante el trayecto, la última de este viaje y una de las únicas sin lluvia.
Nuestro ferry supersónico se abarloa a otro barco y nuestros pasajeros deben saltar por encima de los pasamanos de ambos barcos y superar los 60 cm que los separa (desembarco lento ya que alguna persona mayor se atasca en el proceso), eso sí, con ayuda de varios marineros amables….es lo que hay, acostumbrarse a sus estándares de servicio, al final todo forma parte de la experiencia de viaje, ah…y nadie se queja.
Joder que atrevidos algunos, me encuentro con un tipo en el barco, bajito, regordete y simpático, de unos 55 años, de Almería, sin idea de inglés, ni otro idioma que no sea el de la madre patria, había tomado un barco en un puerto que no se acuerda, que le llevó a Phi Phi que no era su destino original (Se equivocó de barco), allí toma el nuestro que le trae a Rabassa que creía era su puerto original (para el que Phuket solo tenia un puerto, jaja) pero no lo es, lleva un folleto del puerto original de salida y que un marinero identifica y nos dice que está a una hora de nosotros, pero su hotel está en Patong, a 30 minutos en taxi desde aquí….ahora, lo único que quiere, es ya volver a su hotel de partida y reflexionar sobre la excursión fallida. Le ayudo con el taxi y se va feliz, tras 5 horas de barco a «ninguna parte» puesta de sol incluida, los hay valientes, jaja. Si este no se pierde, nadie se pierde aquí, al menos tiene una referencia de la que se acuerda, la de su hotel.
No soy el único que debe rehacer su atuendo, pasar de clima cálido a frío exige adaptación.
Llegamos a aeropuerto y aprovecho para rehacer mi ropa de viaje, salgo con 29° pero mi destino esta ahora a 9°. Pantalón largo, chaqueta y fuera las chanclas.
Y, perfecto, un Starbucks hará que la espera me resulte más familiar, muchas horas ociosas, pero con un buen café..o varios, pasarán mejor.
Ya chequeado para vuelo de salida, con experiencia positiva, tanto de viaje como de forma de viajar, y casi como un flechazo por este continente exótico y su gente encantadora. VOLVERÉ!
Ohhhhhhhhh
Se acabooooooooó
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